
Jesuitas de México condenaron el homicidio de dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui
Los Jesuitas de México condenaron el homicidio de dos
sacerdotes jesuitas en la comunidad de Cerocahui en el municipio de Urique y
exigieron a las autoridades justicia y se recupere los cuerpos de los
presbíteros, los cuales fueron sustraídos por sujetos armados.
A través de un posicionamiento público, La Compañía de Jesús
demandó que se adopten medidas de protección para todos los habitantes de la
comunidad de Cerocahui.
Destacaron que estos hechos, no son aislados, pues la Sierra
Tarahumara así como otras regiones del país enfrenta condiciones de violencia y
olvido que no han sido revertidas.
Aquí posicionamiento de La Provincia Mexicana de la Compañía
de Jesús:
Los jesuitas de México, con profundo dolor, denunciamos el
homicidio de nuestros hermanos Javier Campos Morales, S.J. y Joaquín César Mora
Salazar, S.J., ocurrido el día de ayer dentro del templo de la comunidad de
Cerocahui, Chihuahua.
Condenamos estos hechos violentos, exigimos justicia y la recuperación
de los cuerpos de nuestros hermanos que fueron sustraídos del templo por
personas armadas.
También demandamos que de forma inmediata se adopten todas
las medidas de protección para salvaguardar la vida de nuestros hermanos
jesuitas, religiosas, laicos y de toda la comunidad de Cerocahui.
Hechos como estos no son aislados. La sierra tarahumara,
como muchas otras regiones del país, enfrenta condiciones de violencia y olvido
que no han sido revertidas. Todos los días hombres y mujeres son privados
arbitrariamente de la vida, como hoy fueron asesinados nuestros hermanos.
Los jesuitas de México no callaremos ante la realidad que
lacera a toda la sociedad. Seguiremos presentes y trabajando por la misión de
justicia, reconciliación y paz, a través de nuestras obras pastorales,
educativas y sociales.
Al denunciar lo ocurrido hacemos notar también el dolor que
vive nuestro pueblo por la violencia imperante y nos solidarizamos con tantas
personas que padecen esta misma situación, sin que su sufrimiento suscite
empatía y atención pública.
Confiamos que los testimonios de vida cristiana de nuestros
queridos Javier y Joaquín sigan inspirando a hombres y mujeres a entregarse en
el servicio a los más desprotegidos.
Descansen en paz.